Siempre llega mi mano
mas tarde que otra manos que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso instante
de entrar en una casa
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes
ya me encuentre en la tumba
vestido de esqueleto
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.
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