jueves, 17 de noviembre de 2011

LAS CAVIDADES AUSENTES.-Por Lía Colombino


El elogio de mis pies
mis manos cantan la
esa una
pena / una
El sonido de mis pies
gotas de agua que van descalzas trayendo lluvia
El color de mis pies
ningún blanco es tan verde
La voz de mis pies
Ellos corren a un lugar obscuro
cerca del miedo
cada vez más lejos
donde el reptil no mira sus costados.
*   *   *
 La oscuridad traga su propia cola,
feroz de haber sido alguna vez.
Todo quema y se derrama
en fuego líquido
y sueño todos los cuandos juntos.
El hermano no es otra cosa no
Se mezcla el tiempo y algo
como ráfaga
entra por la ventana y quiere pegar,
matar muriendo.
Los ojos se abren
en calor licuado de siesta sin ser.
Gotea la sangre
como panza abierta de niños
y estrangulo pensamientos
sólo para ver si adentro tienen el color de la piel. 
I.
Torpes placentas acarreando agua
Subida a la montaña / la voz
ebria de decir el viento
Allá más luz que roca
todo envuelto en niebla verde:
vieja muerte de no estar
II.
El barco atravesó la soledad
Incendió papeles aquel día
Hoy muchas letras tienen nombre
suben montañas
gritan
Pudren la sangre y se van.
Abrió el viento dos veces
para después poner su mano fría
dentro del río
Cargó las nubes que se mueven rápido
se las llevó
Escondió el norte
Ahora camina
sobre hoja vacía
*   *   *
Mañana             y la fiebre que suda
tu flor rodea mis manos
con su perfume de bandidos
ahora floto en una nube que no termina 
todos los días son uno
cuento mis historias a los que roban la razón
                               
      Nadie me cree
soy la nave que pretende un nombre
*  *  *
Me perdí en esa mirada vental
De la víbora que recorre el piso
de mi casa
o en esa bocanada feroz
o en la tormenta carmín
de una noche enfundada
No dejo entrar ese viento
que sonámbulo me toca
No quiero ser columna
*  *  *
La sangre no corre
pero el dedo resbala hacia el centro
Curva final
que encuentra la edad del deseo quieto
Primero será el viento
con su mirada perpetua
arrastrando la vena que late
Quedará el frío
después
y la superficie lisa de las cosas sin nombre.
*   *   *
Tu rostro elige la hendidura
Tu rostro solo
tiembla en la música  
La cuerda tañe el sonido
para siempre continuo
como un reloj
Mi rostro
encuentra lo que no le pertenece
agita la ira
y penetra la sed muerta
Mi rostro no pensaba
en la hendidura
como algo que es dulce
*   *   *
Sólo
el dedo
reconoce la forma cóncava
Rodeando el germen
que será después partida 
Alguien se va sí
y no vuelve
ni a través de espejos
Uno queda
rodea lo que puede
y se ata a tientas el cuerpo
para que deje de temblar.
Las cavidades ausentes
No hay hueco en este espejo
El humo supura sudor
y empaña
Este es el tiempo ácido
Esta la palabra y su género
Aquí está el plomo
robándole peso a la mirada.
*   *   *
Trepo a una punta rodeada de viento y ver:
Aquí los deseos negros llaman la lluvia
todos los días
y escapan derretidos y sedientos
como perseguidos por caracoles
-cargo con un techo blanco como mil conejos-
Llegar al punto donde el mar calla:
Se abrirá una ventana
allí donde la sal es agua
y soñarán los peces su deseo de ser otros.
*   *   *
Mucho antes del comienzo
había algo
El dedo de los que ignoran
señalaba el fuego
Y lo demás era sólo arena
Después vinieron los días quietos
y el reparo
para llenarnos como a recipientes
Luego
cargaremos con todas las palabras
Mantendremos en secreto su peso
Lo sé, mis ojos tardarán en partir.

 
[X]




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