miércoles, 16 de noviembre de 2011

TUCÁN, TUCÁN.-Por Claudio Gutiérrez



          Recuerdo cuando te invité a conocer
          el Zoológico de Philadelphia;
          hiciste una sonrisa y murmuraste: "¿Tucán?"
          Descubrí entonces que esa era
          tu palabra favorita
          desde que tu abuela te mandó
          una tarjeta con un tucán pintado,
          llena de cariño y palabras lindas.

          Llegamos a las jaulas. Visitamos el gorila.
          Me volviste a ver y gorgogeaste: "¡Tucán!"
          Observamos el tigre blanco
          estampado de barrotes negros.
          "¡Tucán!" salió de tus labios
          y como una campana
          "¡Tucán!" otra vez.
          y la jirafa grácil y el oso polar
          "¡Tucán! ¡Tucán!"
          y los elefantes monstruosos
          y las tortugas gigantes
          "¡Tucán! ¡Tucán! ¡Tucán!"
          y la cebra, el mandril, la culebra
          "¡Tucán!" dulcemente,
          "¡Tucán!" impaciente, "¡Tucán!" siempre.

          Al fin llegamos al pabellón de los pájaros
          y entramos con tu ilusión. Ahí estaba
          en colorido vibrante, pico descomunal,
          majestuoso y ridículo al mismo tiempo.

          Te quedaste muda, en silencio sobrecogedor
          que resonó en mis oídos
          como todas las campanas del mundo.

Newark, Delaware, febrero 1989

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