Tríptico del olvido
El que quiera un corazón
que pregunte por mi olvido.
Federico García Lorca
1
Todo lo debo a tu vacío.
Las calles pasan, pasan
estrepitosamente iluminantes.
No queda nadie, nadie
sino la doble sombra solitaria
donde te sigo amando.
Tómame, persígueme, fatígame,
como el arcángel que anuncia la muerte
cuando gira en los ojos y no acaba.
Así tú, escalón a escalón, sigue bajando,
pesas lanzada en mi totalidad,
cayendo entre la desmemoria,
hacia la estrella
inofensiva de la nada.
2
Todo es infancia.
Las guayabas doradas
tejidas por el oro del azar
junto al olor sediento
de tu traje rasgado.
Ahí yo tuve que morir.
Todo es infancia.
Y tú también te quedas
mientras yo me deshago
y en tu cuerpo abro lámparas
que nunca encenderé.
Tú también permaneces,
bendita mía,
reempezando la ausencia
entre la claridad
incomprendida.
3
Todo es infancia.
Nada sigue después,
sino el silencio.
Nada supera su primer prodigio:
la pompa de colores donde Dios llameaba,
la lagartija rápida entre la luz secreta.
Y tú y yo como el porvenír,
fatalmente desnudos.
Sólo se entiende la primera letra
oscurecida por palabra o miedo.
Lo que queda de azul sigue brillando,
pulsa, mana, convoca claridades.
Todo es infancia.
Nada sigue después,
sino la muerte.
LAUREANO ALBÁN ( Costa Rica, 1942 )
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