martes, 13 de diciembre de 2011

UNA OCULTA BENDICIÓN.-Por John Ashbery

Sí, ellos están vivos y pueden tener esos colores, Pero yo, en mi espíritu, estoy vivo también. Siento que debo cantar y bailar, para decir Esto de alguna forma, que el conocerte sea entregado a mí. Y yo canto entre la desesperación y el aislamiento De la oportunidad de conocerte, de cantarme a mí Que eres tú. Como ves, Tú me acercas a la luz de una manera Que nunca pude haber esperado, o sospechado, tal vez Porque siempre me dices que soy tú, Y con razón. Los grandes frutos amenazan. Yo soy tuyo para que mueras conmigo, para desear. Nunca puedo pensar en mí, te deseo Para una habitación en la que las sillas siempre Tienen las espaldas de cara a la luz Impuestas en las piedras y los caminos, los verdaderos árboles Que parecen brillar para mí cruzando rejas ante lo tuyo. Si la salvaje luz de este día de enero es real Yo prometo serte fiel A ti, a quien no ceso de recordar. Recordándote para olvidar. Recordándote para ir más allá de ti hacia otro día Sobre las alas de un secreto que nunca sabrás. Sacándome de mí mismo, en el camino Que la circunferencia pastel del día me ha asignado. Te prefiero a ti en el plural, te quiero a ti. Debes venir hacia mí, todo pálido y de oro Como el rocío y el aire. Y así me inunda esta repentina exaltación. "Pirografía: Poemas escogidos de John Ashbery 1957-1985", Visor 2003. Traducción de Martín Rodríguez-Gaona.

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