Oh mi dios Baco,
que los remordimientos aletargas
silenciando su canto a las Herinias,
tú que anublas razones y templanzas
permitiendo olvidar bajas acciones,
mudando la congoja en carcajada
con los efluvios de tu caldo amable;
viérteme tu ambrosia en las entrañas
y empáñame el sentido.
Ayuda a postergar estos fantasmas
que cual enjambre enloquecido inyectan
su veneno en el alma.
Y haciéndome gozar en la amargura,
la mente obnubilada,
atenta únicamente a tus sopores,
devuélveme esa vida que arrebatan
amargas pesadumbres.
Tú puedes alejarlas,
al menos mientras duren tus vapores,
mientras mantengas turbia mi mirada,
y yo seré feliz, como el idiota
que ríe de continuo,
sin saber el motivo o la razón...
Gracias de nuevo, amigo Ignacio; creo que por fin he logrado entrar como seguidor de tu blogg. Espero que te llegue este mensaje.
ResponderEliminarMi abrazo de siempre;
Félix.
Gracias Felix un abrazo.Espero que tus poemas sean los de tu agrado.
ResponderEliminarUn abrazo