Hoy paseé al lado del mar. Al lado de las gaviotas. El paseo se centró en sentirme arena, en sentirme suavidad de ola, y en llegar al claustro de mis intenciones.
Todos estos pensamientos se los debo a reflexiones que, sobre Basho y Tennyson, hace el pensador zen, D.T. Suzuki, en el libro “Budismo zen y psicoanálisis” analizando poemas de ambos y las diferencias ideológicas de la cultura oriental y occidental.
Suzuki hace estas reflexiones:
Primero ofrece un poema de Basho:
Cuando miro con cuidado
¡Veo florecer la nazuma
Junto al seto!
Después ofrece el poema de Tennyson:
Flor en el muro agrietado
Te arranco de las grietas;-
Te tomo, con todo y tus raíces, en mis manos,
Florecilla-pero si pudiera entender
Lo que eres, con todo y tus raíces, y, todo en todo
Sabría qué es Dios y qué es el hombre.
Hay dos cosas que ya se pueden dirimir de los dos poemas y de las dos culturas.
Basho no arranca la flor, la mira, y se abstrae. Mueve su espíritu, pero ofrece un silencio a este movimiento. Tan solo un signo de admiración se escapa de su plenitud.
Tennyson, arranca la flor de su cuna la tierra, y la flor ha de morir. No le importa su destino con tal de poder elucubrar, sobre Dios y el hombre.
Basho no toca la nazuna, la mira ,la respeta, la mantiene, y se entrega a ella, en conjunción.
Siente la revelación en su humildad, y en la embriaguez que manifiesta en un grito inaudible.
Tennyson sigue: si pudiera entender lo que eres
Sabría qué es Dios y qué es el hombre.
No se identifica ni con Dios ni con la Naturaleza
Es un conocimiento objetivo acompañando a la muerte(la muerte de la flor)
Basho contempla a la nazuna y la nazuna contempla a Basho. La vida se mantiene y se entrecruza. Hay un trasvase de sentimientos.
Muy interesante la comparación entre las dos miradas, Ignacio. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Pedro por tu amabilidad.Un abrazo
ResponderEliminarCúando tú cantas yo te replico con el sol del universo que en mí quema.
ResponderEliminarCuánto tu signas fuego al invierno desde eriales desconocidos yo te extingo en la espeluznante noche que nos dividió.
Cuándo besas tú los besos de otras bocas con tus labios promiscuos, yo contemplo tu fatiga en un espejo cuando has vuelto. Cuándo el silencio es la grieta oscura de la piedra yo susurro aire de tu seducción.
Pero, cuando el ala incesante detiene monedas del mundo su verdadero valor, soy mujer armando tu esqueleto huesillo a huesillo
hermoso blog, te saludo Ignacio desde Valdivia chile.....
estos poemas más subiditos de tono..
http://lospecesdevenusyeros.blogspot.com
Gracias Ana Rosa muy bello tu poema de respuesta y tu presencia en este blog.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Nos limitamos a ser partícipes de cuanto nos rodea observando o actuando buscando al ser supremo?Interesante visión.Un abrazo,Ignacio.Jessi
ResponderEliminarJessi observar y actuar creo que son dos condiciones necesarias al ser,cada uno en su momento.
ResponderEliminarUn abrazo
Un placer, Ignacio, siempre aprende el que va detrás de tus pasos.
ResponderEliminarUn abrazo y siempre, gracias...