sábado, 19 de noviembre de 2011

EDISON.(I-III) y CIUDAD DE TORRES.-Por Vitêzslav Nezval

Edison I
Nuestras vidas son tan tristes como el llanto
Una vez al anochecer salía del casino un joven jugador
Fuera nevaba sobre las custodias de los bares
el aire era húmedo pues se aproximaba la primavera
pero la noche temblaba como la pradera
bajo los golpes de la artillería estelar
que escuchaban sentados en mesas cochambrosas
bebedores inclinados sobre vasos de alcohol
mujeres medio desnudas con vestidos de plumas de pavo real
melancólicas como el atardecer
Pero había allí algo grávido que aplastaba
la tristeza la añoranza y la angustia de la vida y la muerte
Volví a casa por el Puente de las Legiones
cantando por dentro una breve aria
bebedor de las luces de los barcos nocturnos sobre el Vltava
desde el templo del castillo justamente daban las doce
medianoche de la muerte estrella de mi horizonte
en esta tibia noche de finales de febrero
Pero había allí algo grávido que aplastaba
la tristeza la añoranza y la angustia de la vida y la muerte
Inclinándome desde el puente vi una sombra
una sombra de suicida que caía hacia el abismo
pero había allí algo grávido que lloraba
era la sombra y la tristeza de un joven jugador
le dije por Dios señor ¿quién es usted?
él respondió con voz triste nadie un jugador
pero había allí algo triste que callaba
era una sombra que emergía como una horca
una sombra que caía desde el puente y yo grité ¡ah!
¡no usted no es un jugador! no usted es un suicida
Nos fuimos cogidos de la mano ambos a salvo
nos fuimos cogidos de la mano en un ensueño abierto
fuera de la ciudad donde empieza Košire
y desde lejos nos saludaban los abanicos nocturnos
bailando sobre los kioscos de la tristeza la danza del alcohol
Nos fuimos cogidos de la mano sin hablar
Pero había allí algo grávido que aplastaba
la tristeza la añoranza y la angustia de la vida y la muerte
Abrí la puertas y encendí el gas
llevando a dormir mi sombra callejera
dije señor para nosotros dos esto basta
pero ya no quedaba ni la sombra de mi jugador
¿fue una aparición o un autoengaño?
me encontraba solo sobre el lecho cotidiano
Pero había allí algo grávido que aplastaba
la tristeza la añoranza y la angustia de la vida y la muerte
Me senté junto a la mesa sobre montones de libros míos
mirando por la ventana caer la nieve
mirando los copos de nieve tejer sus coronas
con su siempre quimérica nostalgia
bebedor de los matices imposibles de atrapar
bebedor de las luces sumidas en las sombras
bebedor de las mujeres a las que obedecen sueños y serpientes
bebedor de las mujeres que entierran su juventud
bebedor de crueles atrevidas y bellas mujeres
bebedor de placer y de espumas ensangrentadas
bebedor de todo lo cruel que persigue y aplasta
bebedor de los horrores y las tristezas de la vida y la muerte
Me dijo olvida ya las sombras
abriendo un periódico de hacía una semana
donde ahogado en el olor de la tinta
vi un gran retrato de Edison
con su invento reciente
estaba sentado y llevaba sotana como un cura medieval
pero había allí algo hermoso que aplastaba
el valor y la alegría de la vida y la muerte.

III
Nuestras vidas se pierden como círculos
Una vez se paseaba un aventurero por Nueva York
era media tarde y hacía un sol tibio de mayo
el caminante se paró en silencio en Broadway
delante del Palacio de la Western-Union Telegraph
donde se oía un rumor como el de un cuadro de distribución
era vendedor de periódicos y célebre inventor
Cuántos inventos se han ido a pique
las estrellas no se han salido de sus eternas órbitas
mire cómo un millar de personas tranquilamente vive
no no es trabajo ni energía
es una aventura como en el mar
encerrarse en el laboratorio
mire cómo un millar de personas tranquilamente vive
no no es trabajo eso es alquimia
Un pequeño domingo oh cuántas campanas sonoras
La centralita escucha los timbres de los teléfonos
Escuchan sus oídos a los enamorados
a los timadores que hablan de los cheques
o a los ladrones de California y a los asesinos nocturnos
las llamadas de teléfono procedentes de la Gran Praga
El mundo juega con su oído interno
se transforma usted en fluido eléctrico
los fonomotores y los pájaros mecánicos
se elevan hasta las estrellas de donde vuelven hacia usted
como al pajarero de la esquina de los barrios periféricos
proclamando su gloria en el letrero
dormir cinco horas le basta
en eso se parece usted al jugador
Vivir siempre de nuevo y tener la manía
una vez vio usted en Pensilvania
la noche y la lámpara de arco en la casa de la Baker
Sintió tristeza como ayer yo
ante la última página de mi novela
como el acróbata que ha recorrido la cuerda floja de un lado a otro
como la madre que ha dado a luz a un niño
como el pescador que ha sacado las redes llenas
como el amante tras el dulce placer
como los escuderos que vuelven de la batalla
como la tierra en el último día de la vendimia
como la estrella que se apaga al alba
como el hombre al perder de repente su sombra
como Dios que creó la rosa la noche y el beleño
como Dios que desea crear nuevas palabras
como Dios que tiene que crear siempre de nuevo
amasando con su aliento nuevos cálices
posándose con el agua de la nube en el bancal
pero había allí en ello algo hermoso que aplastaba
el valor y la alegría de la vida y la muerte
Un anochecer a comienzos de octubre del mismo año
entristecido dirigió usted su grave paso
al laboratorio del célebre Menlopark
en medio de su correspondencia y sus regalos
haciendo girar con los dedos el molinillo de los sueños como de costumbre
amasó usted sin pensar con las fibras de carbono
el pájaro de nuestras noches con él trasnochamos largamente
escoba de los fantasmas de las sombras con la que los perseguimos
ardientes falenas de los paseos de ensueños
ángel guardián que está en los frontones las esquinas y las puertas
rosas de restaurantes cafés y bares
fuentes de la noche en las tinieblas del bulevar
rosarios sobre los puentes de los ríos de las grandes ciudades
nimbos de las prostitutas callejeras
coronas sobre las chimeneas de los grandes buques de vapor
lágrimas que caen desde las alturas de encima del piso
sobre el catafalco de la ciudad que las amortigua
sobre los edificios de los templos viejas momias
sobre los cafés donde están las almas vacías en el humo
sobre los espejos de los vinos y su frío eterno
sobre el catafalco de la ciudad de las emanaciones nauseabundas sobre mi alma guitarra disonante con la que como mendigo de luces sueños y amor
toco y lloro cambiando de máscaras
con pasión trovadoresca yo príncipe y rey aventurero
de la ciudad de las orgías llamada Balmoral
por cuya célebre puerta entro siempre en el sueño
por medio del cordón negro de mis siervos y prisioneros
príncipes de asesinatos e histéricas carmañolas [1]
carroza de la locura y de ruedas adornadas con cintas
de pasiones sádicas que hacen sonar campanas
de quimeras que se elevan que vuelan desde los dormitorios sobre los balcones
bebedor de crueles aventureras y hermosas mujeres
bebedor de placer y espumas ensangrentadas
bebedor de todo lo cruel que persigue y aplasta
bebedor de los horrores y la tristeza de la vida y la muerte
1. Danza revolucionaria francesa.

Ciudad de torres
Praga de las cien torres
con los dedos de todos los santos
con los dedos de los perjuros
con los dedos de fuego y granizo
con los dedos de un músico
con los deslumbrantes dedos de mujeres tumbadas de espaldas
con dedos que tocan las estrellas
en el ábaco de la noche
con los dedos de donde mana la noche
con dedos estrechamente unidos
con dedos sin uñas
con los dedos de los niños más chicos y afiladas briznas de yerba
con los dedos de un cementerio en mayo
con los dedos de una pordiosera y de toda la clase
con los dedos del trueno y del rayo
con los dedos de los crocus de otoño
con los dedos del castillo y de las viejas arpistas
con dedos de oro
con dedos por donde silba el mirlo y la tormenta
con dedos de puertos de guerra y clases de baile
con los dedos de una momia
con los dedos de los últimos días de Herculano y de la Atlántida sumergiéndose
con dedos de espárrago
con dedos de cuarenta grados de temperatura
y helados bosques
con dedos sin guantes
con dedos en los que se ha posado una abeja
con dedos de alerce
con dedos que tocan el flautín de la orquesta de la noche
con dedos de jugadores tramposos y de acerico
con dedos deformados por el reumatismo
con dedos de fresas
con dedos de molinos de viento y ramos de lilas
con dedos de agua de la fuente y con dedos de bambú
con dedos de trébol de cuatro hojas y viejos claustros
con los dedos de creta diluida por el agua
con dedos de cucos y de árbol de Navidad
con dedos de mediums
con dedos cepillados por el vuelo de un pájaro
con los dedos del tañido de las campanas y del viejo palomar
con los dedos de la inquisición
con los dedos lamidos para probar el viento
con los dedos de enterradores
con los dedos de ladrones de anillos
de manos que tocan la ocarina
con los dedos de deshollinadores de Nuestra Señora de Loreto
con los dedos de los rododendros y las fuentes de la cabeza del pavo real
con los dedos curtidos de la cebada que madura en el mirador de Petrin
con los dedos de mañanas de coral
con dedos que señalan hacia arriba
con los dedos cortados por la lluvia y la iglesia de Tyn con el guante del crepúsculo
con los dedos de la hostia profanada
con los dedos de la inspiración
con largos dedos sin falanges
con los dedos con que escribo este poema

Traducción de Clara Janés




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