viernes, 2 de diciembre de 2011

TRES POEMAS.-Por Ashraf Amer


ASHRAF AMER

(Egipto, 1958)

Es así, él tampoco
Sabe jugar al ajedrez.
EL GUERRERO
Es así
Salta con los caballos lejos,
Lejos…
Y siempre cree que el rey
Si tuviese hambre sin sus peones
Iría al encuentro de la gente
En las colas del pan
O en las fuentes del río.
En actitud de buena intención
La buena intención
A menudo
A menudo
Arroja a los peones al fuego,
A los jefes, a lo desconocido
Y a los humildes al dolor de la necesidad y la humillación.
Llega el guerrero
Se escapa el guerrero
Y los caballos mueren
En la guerra
O de frío.
Y el rey sigue siendo el rey
¡A pesar de todos!
Me polvorea con las canciones tristes
Y me llena de callejones
Y la Soledad

LAS CALLES
Las calles de la madrugada
Son completamente distintas
De las del mediodía.
Y las calles de madrugada
Andantes a la mezquita del pueblo
Son diferentes aún
De las calles de la madrugada
Que llevan a la mezquita de la ciudad.
Las calles del pueblo son húmedas
Y pobladas por el olor de la masa de harina
Y el sueño.
Las calles de la ciudad
Despiertas, no duermen.
Las calles de la ciudad
No van a los pueblos
y las calles del pueblo
trotan –toda la vida,
perros callejeros,
y mueren en las carreteras,
o solas
en las aceras.
¡Las criaturas ignotas de Dios
saben que
no estoy solo
y las veo siguiéndome!

¡MI DESTINO!
Los caminantes,
los asaltadores
y los marginados
no conocen mi destinación...
Los nobles,
los respetables señores
y los de la sangre azul perfumada
no conocen mi destinación.
Los soñadores,
Los cansados
Y los omnisapientes
Tampoco…
Saben mi destinación.
Y yo…
El múltiple…
Y los múltiples que existen en mí
Nadie
conoce mi destinación.



 
 
 

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