sábado, 9 de abril de 2011

MAUSOLEOS DEL PENSAMIENTO-Poemario en Buenos Aires por Ignacio.Bellido

MAUSOLEOS DEL PENSAMIENTO







IGNACIO BELLIDO










No es dolor el que marca la muerte
son ondas de otro lago
que acuden en silencio
para romper el misterio
de las manos sangrantes.
La ira de los mausoleos
refuerza con pretenciosas placas
que mentidas en oro permanecen
anulando la altura del deseo.

Hoy muere el Sol
con un silencio pretendido y pastoso.
Huele a tumbas de paseo turístico
y claman en rictus de ausencia:
Larreta
Bioy Casares
José Hernández
y en manos extendidas "Martín Fierro."

En un ángulo de penitentes
la Biblia con ritmo profano
entrega sentencias del Eclesiastés
junto a una iglesia difuminada.

¿Qué espíritu vive al otro lado del espectro?
Sólo los muertos conocen la clave de la vida.
Sólo la inmensidad sabe de muerte y de prehistoria

Nadie puede acudir más allá de la luz.
Nadie es pensamiento sin un deseo que lo proclame.

En la incertidumbre,
abandono el mármol de promesas
sin entregar más tiempo a liras de ultratumba
y regreso a la luz de un tiempo definido.


En la pradera de "La Recoleta"
vive un bosque entregado
donde florece la guitarra de Leo Brower.
Canta la lluvia, flota la presencia
y volteo mis campanas en un tango
y en la cerveza de un floreado café.


"Caminito que el tiempo ha borrado..."

El camarero sonríe mi desentono
y después de pagar seis pesos
vuelvo al color de las avenidas.


II

Las infinitas calles
han confundido su deseo de bosque
y un estornino reclama su vuelo.


¿Cuánto tiempo puedo aceptar
la soledad de mis pasos?

El agujero negro clama
y he de recurrir a Stephen Hawking
para calmar mis zapatos
que muestran su temor de galope.
En los árboles no hay arrullo,
tan sólo humildad.
que clama en la existencia.

¿Por qué estos pensamientos?

No hay respuesta
cuando la pregunta se hace
desde el otro lado del tiempo.
No hay tiempo
cuando las preguntas no son necesarias.


III

En el instante
no existe la muerte
y el león agranda los ángulos
mientras la luz vibra sus cuerdas
desde un rascacielos.

Sentado en la acera de la decepción
un mendigo a mi lado
pronuncia el momento de todos
y los sabios reclaman mi andadura
desde la misma fuente
donde junté mis manos el día de llegada.

Pero no participaré en el sacrificio
ni las boleadoras
buscarán su corona en los crepúsculos de la Pampa
La Cruz del Sur,
sobre el lago de Santa Rosa,
cubrirá de ánforas el perdón
y el orate mostrará su mito
en la espina de los caldenes.


IV

La indiferencia se marca
en la antesala de los cines
y en el anuncio congelado de Nacha Guevara.


¡Cuanto libro enmohecido !

"No profanes-grita mi gusano interior-
busca remedio en un café,
mientras el tiempo prepara tu epitafio.
No pronuncies Armagedón
sólo el silbido es continuidad.
No temas al Cosmos
allí está tu cabaña y el crepitar de noches.
Vuelve a tu habitación
has vivido demasiado incienso".


V


Después de la ducha,
retoco mis zapatos
con una esponja
y canto
las mañanas de infancia
sin que los huéspedes
hagan reclamaciones.
Al salir, mi saludo
eleva la sonrisa del conserje
que me confirman como visitante..
y he de agradecer con un gesto
en complacencia con la luz.

¿Por qué añoro mi ciudad?
¿Cómo encubrir mis días de espera?





VI

Los libros,
sus páginas en ocre,
la ventana del prorrateo
en el parque Rivadavia
donde la poeta Luia
me orna de literato.

El librero
entona canciones de Spinetta
y me preguntan por Serrat y su camino
¡Ah Don Antonio Machado!


y recito
miro
entretejo
entretrecompro
entreadmiro
un libro de Ashbery
otro de Alfonsina
entregado al oráculo
convertido en versos de juglar.

Toda la plaza en liturgia
formando la espiral decisiva


y Oliverio Girondo
en la Masmédula


y Walter Benjamin desde su grito.


He aquí una plaza con libros de lance.
He aquí un hombre que trata de comprimir el tiempo
sobre sus páginas.




VII

Las farolas
han encendido su proclama
sobre la ciudad
y mi especular decisión
vuelve al cobijo de la avenida Callao
donde siento la llamada de mis ancestros.

En la ciudad de Dolores
hay un epitafio con mi sangre
que emigró desde un tallo de trigo
para unirse al bronce recamado.

¿Cómo aunar tanta elongación de afectos,
con las encinas de madrugada?

¿Qué significan muerte y añoranza?


¿Cómo admirar flores de plástico
desteñidas de réquiem
con mi apellido?

¿Podré mantener este recuerdo
sobre los colores de mi habitación
sin que el conserje del hotel
me niegue el saludo?


VIII


Hoy asciendo a mi cumbre de humildad
y compruebo mis ansias de gacela
para saltar en el misterio.
Un clamor me conforma en un lecho entregado
donde las orillas se funden
en su pretensión de sacerdocio.

IX

Acudiendo a la sombra,
he leído el destino
y la Esfinge
me confirma en Edipo.

X

Mozart pudiera ser redención
en este momento de abandono.
El Concierto para piano Nº 21
debe entregar su clave.

XI

Como replica a mi pensamiento,
las campanas invierten la plegaria del bronce,
junto a un cirio sin gravedad en su llama.

XII

¿En que pozo del cuerpo se mantiene la claridad?
¿Por qué los flautistas insisten en mi balcón
con ritos tribales
ofreciendo hojas de laurel con mi nombre?


XIII

Ha llegado la alborada
tiembla el presentimiento,
y el mar no acude
ni presta sus melodías de horizonte.
El mar es cobarde
y no puede competir con la muerte
tampoco es vida
que pueda comprender
la armonía de la piedra.
Me duele su alianza
con la mirada inocente.



XIV

Es posible que al limpiar mi habitación
se inicie el reposo,
antes he de calmar mi leyenda
con un baño de sales
y entonar los pliegues de mi rostro
con crema antiarrugas.

XV


Sacrosanta es la miseria que me rinde.

Cansado de voltear la avenida Corrientes
me siento en el café "La Giralda"
donde la pradera de Pizarnik entrega su aura.
El camarero apenas mira
al servirme la cerveza
comprendiendo mi origen
por el reflejo de los pantalones.

Las mesas de pino me aburren
pero no puedo reclamar el cambio
sin entregar primero una leyenda.
Para hermanar pido otra copa
tratando de comprender
el momento de la espuma.

Un grito de soledad
me entrega de nuevo a las calles.

XVI

90% de humedad y 35º grados
me obligan a beber mucha agua
para no sentir los cuarteados de mi cuerpo.


XVII

Ahora comprendo al cordero
que vertió su sangre
sobre mi libro
para que pudiera llegar
junto al arroyo
y convertirme en bosque.

"Mereces ser sacrificado"

Grita el Yo de mi heterodoxia
para adentrarme en lo dionisiaco.

"El vino es sacrificio omnipotente
Busca su plenitud y acude al claustro.
La sangre es un señuelo"

Pero el claustro
no ha integrado su razón
ni ha comprendido sus arcos.

Renuncio a más giros y letanías.

Quiero dormir.

XVIII

La plaza Dorrego
es una fusión del ritmo
en los abalorios de un paradoja
y una garganta
que pretende ocupar
las concesiones del tiempo.

XIX

Hoy la muerte acude
al dios de la palabra
para mantener su trono.
Sabe,
que no puede competir con el agua
y afila su misterio
en golpes desmedidos
sobre la manzana.

La muerte ha de rendirse ante los quarks,
esa trinidad que se proyecta en la sombra
con letras de entonación

y sabe que la cripta no se abre
por mas que pronunciemos
entregas de sahumerio.

Hay un reino
que mantiene su ecuación de verdades
y teme la muerte
que el pensamiento pueda derrotarla
por eso vive en los albañales del cuerpo.

XX

No he sido yo
el que ha elegido esta ruta.
No hay viandas
ni fuego redentor.

XXI

Consentir
arrodillar
legar
entregar secreciones
limpiar cada gota de herida
agujerear la piel que cubren el pensamiento
triangular el iris
para que los alfileres
penetren el icono.

Ahora,
vestido de rascacielos,
el ángel mortal
ha tomado partido por mi causa
entregándome mármol irisado.


XXII

¡Ah la sincronicidad!
Cómo les gustaría a Jung y a Pauli
ver sus plumas coloreadas de aceptación.
Cómo le gustaría a Van Gogh
un nuevo disparo en el pecho
al ver su sangre especulada.

XXIII

¿Cómo iniciar mi cuerpo?
¿sorteando zarzales o acudiendo a las flores de agrimonia?

¡Silencio!

Si continuas hablando,
nunca comprenderás
el crujido de la madera en los siglos
ni el canto de la savia en su alameda.

XXIV


La manzana no puede ser eterna
ha ocupado demasiadas Lunas
y ha de morir en el entorno de su giro.
No más reptiles
que mimeticen las corolas
ni brotes al otro lado de la sinfonía.

XXV

Hoy debo acudir al mausoleo
para impedir la bufonada del epitafio
si acaso dos rayas paralelas
para que la tierra
pueda iniciar su infinito
y acepte la lluvia de neutrinos.



XXVI

"Apártate del barco
marinero de angustias.
El caballo sigue entregado
y las hojas de tilo
crecen en tu vientre"

¿Qué significa este mensaje
mientras el traqueteo de autobús
exige una identificación?

¿Por qué el violeta se entrega
y quiere convertirme en infancia?

No hay infancia
cuando el marco se rompe antes del origen
y las cadenas del recuerdo
confunden mis personajes
que inician el reto de la unidad
en un proscenio de vísceras
donde el tenor no llega al sostenido.
ni mantiene el beso hermafrodita.

¿Quién soy?

¿Por qué la ciudad no me acepta
en sus plenos de aire?



XXVII

Ha llegado la lluvia
hasta el verde que cubre los rincones del reposo

Ha llegado mi alma sobre flores cuaternarias
con vocación de permanencia
y mis cubos y poliedros
se ausentan de la matemática
para vivir sobre la tangente de una gota
que ofrece sus reflejos.


XXVIII


Soy bufón
monje
sacrílego
plenipotenciario
mendigo sin templo
lujurioso
perdulario
elegante de prótesis
implorante acordonado
elevado en protuberancias
desentonado en pláticas
amnésico de rutas
añorante de esencias
paterno filial
ensenada de higuera
y también puedo ser aceña
o la clonación de la epifanía.


XXIX


La Tau de San Francisco de Asís,
pueden servir de brújula
en este laberinto borgiano
donde el monolito se alaba
como presencia de victoria
sin haber comprendido el demótico
que esconde en sus raíces.

¿De qué sirve que en el café "Tortoni"
muestren tus huellas dactilares?

¿Para qué las leyendas de Cortazar
enmarcadas en un bordón
que no comprende la palabra "London"?

Si pudiéramos plantar una montaña
sobre cada frente,
las aguas explicarían.

Estamos hipotecados de fango
y hemos de recuperar las vibraciones
para defender el numero áureo.

El monolito vive en tu sangre
y si el Sol no participa
aclarando su ruta,
hay que promover el Mausoleo
como espacio de sabiduría.

¡He aquí el brillo de la estructura!


XXX

Hoy he vivido la ceremonia del asado
y en la salsa chimichurri
he encontrado raíces del eusquera.
Halagan estos encuentros
si participan con decisión
el vino y el pan de mañanas.

Después de los parabienes
los amigos me acompañaron al hotel
y he pasado la noche
en antiácidos.

He comprobado
que hay ritos que no son mis ritos.


XXXI


y en esta voluntad ubicua
trato de encontrar el dado
que defina la biblioteca del alma.

"Pero no eres un guerrero
ni tienes virginidades definidas
al fin tus pantalones
y tu pañuelo de cashemire
definen tu integración .

¿Para qué continuar en el raptus?"

Tengo una conciencia oportuna.



XXXII

Un libro de Pessoa
pudiera aclararme
la personalidad múltiple
y la razón de sus heterónimos
para no terminar esquizoide.

No debo consentir disociaciones,
tan sólo ramas de árbol
y colores de arbusto
O un insecto que viva en mi mano.

¿Comprendido señoras/ñores
que sonríen desde los vidrios de la lejanía?

Se que mi acento aclara mi procedencia
pero no hay pecado por llevar los pantalones del revés.

Gracias por su comprensión
y gracias por el refresco.

Muchas gracias por su ventura.


XXXIII

y siendo así
huyo de los tiquiteos del cantante,
de su invitación a empanadillas
y del empeño en bailar
para sus amiguetes de Perú.
Ricachones de culo colorao
que parecen lamentar mi presencia
al no llevar oro en la dentadura.

XXXIV

Esta ciudad no ha sabido elevarse en colores.
Vive la fonética del aire.

Cada flor un lamento.

Cada mirada un destino.

No hay colmena.


XXXV

Hay que elevar la escala del clarinete
y apartar al caballo
que no reconoce su llanura.
Hay que fortalecer el polen
que se esconde en el mármol
esperando el hisopo.

Hay que abrirlas las tumbas para la eternidad.



XXXVI

Tenia razón Wittgenstein:
el silencio es el verdadero amor.
Tenia razón Pedro Abelardo
a pesar de la emasculación
por algunas profanaciones venéreas,
y tengo razón yo, que ahora niego
el saludo a la impertinencia de la educación.

Voy a comprar una crema para el afeitado.


XXXVII


La huida no facilita la llegada.
La redención se mantiene
sobre el tálamo de las columnas
dormido en cada lugar del mundo.
Allí enmarcaré mis gotas
para romper los legados de antirredención
y que el pensamiento penetre
en puntos sorpresivos.
Espacios del ahora en el siempre.
Momentos de arena pendular
sin agobio de cuerpos,
ni virginidad en sus primeras aguas.

He llegado a estas conclusiones:

--el diamante no conoce su pertenencia al carbono.
--La Luna es un mensaje que no merece comprensión.
--El Pan decae como alimento.

Alguien grita para expulsar al mentor.
y he de bajarme del autobús;
además quiero comprar un cinturón del mejor cuero.


XXXVIII


Sin las notas
de sinfonía degradada,
puedo volver al animal que huye
en su entrega de versos
y pasear por las avenidas "hot dog"
junto a los carteles de bambalinas
donde se ocultan los mensajes.
Tan sólo Gardel me consuela
en mi cuna de madre.
Tan sólo Goyeneche ha retomado.

Este magnetismo del Sur
aviva el metabolismo de mis neuronas
y las mitocondrias
se integran en la sonrisa.
Puedo descender sobre la sinapsis
hacia nuevas estancias de mi cuerpo.

Acabo de descubrir la intimidad
y he de recorrer los planetas
donde la vida se asemeja a la muerte
para anular la elipse en el momento del sacrificio.


XXXIX


El atanor ha vuelto desde Praga
para ocultarse en estas callejuelas
junto al mercado de hortalizas.
En su vuelo
le acompaña Smetana
y el río Moldaba,
que compite en saberes con el Tormes
que ahora se integra con las paredes de mi cuarto
y reclama presencia en esta ciudad .
Quiere mostrarle su aceña
su Lazarillo
su Fray Luis:

"Decíamos ayer..."

El ayer es presente
y el presente es un bucle de engaño
donde la armonía se deshace
sin poder integrar las semillas.

Volver a esa ciudad dorada
donde las piedras ofrecen el continuum.

Llorar en ese nido
donde permanecen la llamada
el crepitar del leño
las ondas del trigal
las alamedas.

No más añoranzas.

La ducha templará
los recovecos de mi parpadeo
y un vaso de agua
cerrará mis deseos de entrega.

El círculo de esta ciudad
es el desierto.


No es mi andadura.

Hay que llenarla de recuerdos.

XL

Apenas un murmullo me ocupa,
apenas la araña comprende mi ensueño
y sin embargo no es la soledad.

No puedo sentirme solo
si comprendo los momentos del fuego
los momentos de la piedra
los acueductos de llamada.

Esta sensación es mi cuadro
en su cofre de orgullo

y es mi deseo

y sobre él, mi rango celular.

XLI

--¿Vos sos de España?

Me pregunta un vendedor de noticias.
Giré mi cabeza obstruyendo otra pregunta.

--Estamos confundiendo las manos.-pude responder.-
y si la caricia no es universal,
la pregunta siempre llega tarde.


Le pagué
y fui hasta una tienda
donde me ofrecieron pasta dentífrica
y una pomada para escoceduras.

Ando demasiado.
Pienso demasiado.
Rebuzno demasiado.

He dejado con mi respuesta,
un cristal confuso
en la mirada de un hombre.
Pero no soy redentor
ni mediador celestial
y menos aclarador de condiciones.


XLII


Este abrigo no me gusta.
Esta bufanda me confunde.
Estos gemelos pasaron a otro espacio.
Por favor quiero una remera color pistacho,
soy así de atrevido.
Gracias y volveré un día de milagros

Hoy brilla la indecisión
y en el hotel comienzan a cansarse
de mis entradas y salidas.

Me aburre no poder dormir.
Me aburre no poder dialogar.
Me aburre la miseria de mis pasos
Me aburre la espera incinerada
Me aburre la mirada y sus proclamas

También me aburre el Sol.


XLIII

Los ojos de un autobús
grita nombres que no son verdaderos
ni verdaderos son los giros de sus ruedas.
La anomia es un veneno
que no deja crecer mi enebro.
y he de sentarme
en un jardín junto a los tulipanes
para comprender mi insania.

No sé donde ir.
He de esperar cinco días
para el avión de retorno
y siento inquietud.

No es un problema de recuerdos,
ni de descenso a lo amniótico.

Hoy me siento humano,
y tengo miedo a la muerte.


XLIV


"Duerme bajo los caldenes,
bebe de las aguas que fueron tuyas.
La cuna que cantaba en Gardel
te brinda su corola
para nacer en nuevo limo"

He aquí mi oráculo.

¿Cómo puedo llegar a la conjunción
de la mirada, si mi cuerpo
no se unifica ante la plegaría?

¿Es el pasado mi destino
o es la razón de permanencia?

He de interpretar cada signo
como un programa de veneración.

He aquí Señor mi rostro.
He aquí Señor el sacrificio.

No me obligues a caminar sobre las aguas.
Mis llagas son testimonio de conquista
y el abedul mi compañero.

Soy la tierra.

Que sean los campos testimonio.


XLV


Tengo que arrancar los ojos
a los caballitos de mar
por su connivencia con los dioses.

Tengo que bajar la persiana
para que la luz
no burle más mi frente.

Por favor, llámenme a las seis
y traigan la cena a mi habitación.
¿Se han preocupado de lavar mi ropa?



XLVI


En movimiento
En odio
En giro elíptico
En promesa desangrada
En espera de laudes
Programado en polichinela:
desmerito
desprometo
desentono
desnazco
desmuero
en el pentagrama.
para elevar un recuerdo a Julia
para que
desolvide
y desorprenda.

¿Volverá a renacer?



XLVII

Tomaré un sedante.
Vestiré el mejor terno.
Sonreiré en cada acera.
Visitaré museos.
Escribiré un legado.
Besaré las manos del folklórico.
Llevaré una encomienda a Sabato
y haré retornar a Borges desde su tumba en Ginebra

Tendría que hacer estos imposibles,
pero acabaré olvidando en cualquier cita.



XLVIII


Esta ciudad
siempre entrega un manojo de tomillo
y puede acomodarse rodeando el fuego
cantar sus noches en el bordón
besar la frente en las pausas
y dejar sus manos de silencio
sobre el llanto amigo.
También puede orientar su orilla
para suavizar la ruta
y acudir al bosque en baptisterio.

El Becerro de oro
quiere robarle su esencia de Jardín.

¡Centinelas!

He dejado bajo una piedra de Palermo
las instrucciones para evitarlo .

No más sangre.
Sólo esencia,
con ella la victoria se asegura.


XLIX


En una librería de la Avenida Callao
puedo llorar en la historia de Fidjman
mientras el carillón del Ministerio
acude a la entrepalabra para orientar la desidia.


Huele a sándalo,
quizá Buda busque aproximación
para comprobarla sabiduría de mis zapatos.


L



Rompo los altares que me ocupan
y me convierto en número
para alumbrar en otra dimensión
mientras contemplo en un escaparate
modelos de cámara digital.
Una señora me comenta excelencias
y me invita a comprar una.

¿Puedo tomarla como sacrílega?

La sonrisa ayunta nuestra ceremonia
y le regalo la sortija de privilegios,
mientras su adiós
reconforta
una cuarta parte de mi programa.

Un refresco de naranja
puede calmar las rugosidades de mi vientre
en una pausa del pensamiento.

También he de limpiar mi cuerpo de lunares inoportunos
donde posiblemente se esconda el malévolo.


Dispuesto en el mejor parpadeo,
repaso los diarios
y me uno a la geoda de noble contenido.

Se pueden comprender mis deseos de integración.
Hoy debo mantener la unidad.


LI


Un museo-café-"El Crac"
objetos y canciones
pastiches y giros de ropa artística.
Las paredes rechazan cada nota de luz
en un lamento molecular.
Aquí existe el tiempo
que baila en sus agujas
y se pronuncia en los vasos
que entrechocan con las botellas.

No es el güisky
el que debe participar del rito del agua.
Lo acepto como ocupación.

Ausente de gestos,
finjo un pequeño letargo
para que no se comprenda
la composición de mi sangre
ni la conjunción de astros en mi nacimiento.

Cansado de la misma entretela,
salgo a visitar librerías de lance
y en la Avenida de Mayo
consigo "Los cantos de Maldoror"

He de integrar a Isidore en mi cuerpo
para comprenderme.

LII


Soy gota de lluvia en espera.
También antropófago.

Soy domen y menhir,
y el resto, un vitral de intenciones.

LIII

Definitivamente hay abandono.
Nada en mi cerebro es recuperable.
Alguien me amenaza con honores
y he de refugiarme en la lluvia.

El sol vuelve a ocupar el rito del dolor
y lo administra a conveniencia.
Nada, excepto el ignorarme,
puede alegrar mi cripta.


LIV


La oración no comprende mis días.

Dejemos al músico componer el Réquiem
mientras los mercaderes se reparten los denarios.

No hay templo sin señuelo
y hay que comprobar
que las vestales
no estén contagiadas de especulación.

Si Dios siempre es Dios,
hemos de permanecer sobre la muerte.
La sinfonía nunca puede completarse sin Su presencia.

No soy hombre ni acaso silueta.
Heme aquí en la palabra
tratando de crear fuego
en el momento en que la bola que nos conforma,
amenaza con detener su giro.

No acerquéis la ignorancia a mis ojos.
He vivido sin frutos
y el carromato se acerca para llevarme a la fosa común.
Nada sé
y no puedo llorar un perdón incorpóreo
cuando las nubes niegan su lluvia con persistencia
y las flores crecen en su plástico.

La caída
he de convertirla en ascenso hacia la profundidad,
y reniego de los bosques de ausencia
de los animales que no comprenden su llegada
de los caminos que se bifurcan aleatoriamente.

La campana es testigo de la degradación del bronce,
y abandono mi especie depilada y maldita.

Sólo ante la vida,
decido beber una copa de vino sacrificial.


LV

La maga ha entregado su color
convirtiéndose en tumba
al tiempo que roba las amatistas del fuego.


Sobrecogido en infinito
entono el Salmo del adiós.

Al otro lado las aguas me reclaman.

Silencioso
desde el eterno manuscrito,
imploro la piedra de los mausoleos.

4 comentarios:

  1. Un amparo, una lágrima, una flor.
    Tiempo, bronce, palabras en espiga.

    Nuestra abundancia,
    nuestra altivez,
    nuestra querencia.

    Buenos Aires cabe en el tiempo de las mariposas,
    una enorme exigüidad
    contempla, gotea y dice adiós
    sin despedirse nunca.


    Gracias por "Mausoleos..", amigo Ignacio. Trepo arraigo leyéndolo.

    Lu

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  2. ESte poemario te espera querida Lu,te espera en todos los sentidos.Has de estar en él,interpretar lo que quizá yo no supe...no pude...o me confundí.
    Ya está en ciernes su publicación en libro.

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  3. la búsqueda, la intensión de reconocerse, de identificarse con... un paseo-testimono que es prisma de cercanías y lejanías, de olores y sabores desde el alma misma... la ciudad y la propia identidad, en acogida y abandono, al unísono...
    Gracias, Ignacio, por esta obra bellísima.
    Un abrazo.

    Norma

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  4. Norma has afinado mucho en tu comentario y te agradezco,porque me aclara a mi algunas dudas del donde estaba y como lo hice.Suele pasar que uno no tiene una conciencia inmediata de lo que hace.
    Un abrazo

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